Subiendo una pequeña escalinata, encontraras la puerta a través de la cual iniciaras este viaje al interior de la Tierra, revelándote un emocionante mundo subterráneo de figuras asombrosas. Un pasillo un tanto estrecho hace de entrada a este palacete natural el cual esta compartimentado en dos grandes salas.
La primera que visitaras se le conoce popularmente como la sala de los cristales y la segunda como la sala marina. Cada una de ellas es única a su manera y, en su conjunto, generan un espectáculo que enamora a todo aquel que entra en la gruta, haciéndoles partícipes de una calma placentera.
Ambas salas están decoradas con multitud de figuras asombrosas, que en geología se les denominan espeleotemas. La naturaleza las construye a partir del agua subterránea que circula por las grietas de las rocas y gotea en el interior de las cavidades. Las gotas, al descolgarse del techo, deslizarse por las paredes o caer al suelo generan los distintos tipos de formas rocosas.
Este proceso de construcción es lentísimo, ha tardado mucho más que cualquier edificación que te puedas imaginar. En los 300 años que tardó en completarse la basílica del Pilar de Zaragoza, tan solo se habría podido formar una estalactita de tres centímetros. Así que al entrar en la gruta estarás contemplando ¡decenas de miles de años de obra natural!
En la sala de los cristales podrás observar multitud de formas ornamentales como: estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, cortinas y cascadas. Aunque lo que realmente caracteriza a esta sala son las inusuales estalactitas excéntricas de color blanco, capaces de desafiar la ley de la gravedad. ¡Todo un reto para Newton! Los especialistas creen que se han desarrollado gracias a las corrientes de aire que se generan en el interior de la sala. Parece ser que en Aragón no te libras del viento ni estando a cubierto.
En la sala marina también descubrirás otras formas ornamentales un tanto diferentes, puesto que se generaron bajo el agua, originando unas figuras la mar de curiosas que, al contemplarlas, te harán sentir como un submarinista observando los arrecifes de coral.
Esta gruta aún nos guarda una última sorpresa. En ella se encontró una mandíbula de un homínido que vivió hace 25.000 años. El hombre de Molinos, como lo han llamado, es el ser humano más antiguo encontrado en Aragón y residió en este silencioso y oscuro palacete que, hoy en día, abre sus puertas para que puedas disfrutar de un emocionante mundo subterráneo de figuras asombrosas.
¿Quieres saber más sobre la gruta de Molinos?
Fotos de las estaláctitas excéntricas
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